LA
INFORMATIZACIÓN DE LA SOCIEDAD, EL INFORME NORA-MINC
En
diciembre de 1976, el presidente de Francia, Valery Giscard
d´Estaing, solicitó al inspector general de Finanzas, Simon Nora,
un informe acerca de los cambios en las relaciones sociales que ya
entonces comenzaba a generar la utilización cada vez más extendida
de las computadoras. Nora realizó la investigación junto con Alain
Minc y en 1978 publicaron un informe titulado La informatización de
la sociedad, en donde expusieron las opciones y los conflictos, así
como los aspectos organizativos, comerciales y sociales de la
utilización de las nuevas tecnologías.
“Puesto
que desde hace un siglo las transformaciones más espectaculares
tienen bases técnicas, existe la facilidad
de proyectar un futuro regido por la tecnología. En nuestros días,
esta tentación se proyecta hacia la telemática y se expresa en
fantasmas contradictorios.
Los
pesimistas señalan los riesgos: aumento del paro, rigideces
sociales, trivialización de las actividades. Para ellos, la
informática consagraría el carácter impersonal y repetitivo de
los trabajos y la descualificación de los empleos. Consolidaría la
pesadez y la jerarquía de las organizaciones. Reforzaría toda la
omnipotencia de los “preparados”, automatizando a los demás.
Solamente subsistirían los informatistas y los informatizados, los
utilizadores y los utilizados. La máquina ya no sería solamente un
“ordenador”, un instrumento de cálculo, de memoria y de
comunicación, sino un “dador de órdenes” misterioso y anónimo.
La sociedad se volvería opaca en si misma y para los individuos que
la componen, pero peligrosamente transparente, en detrimento de la
libertad de los ciudadanos.
Los optimistas, por el contrario, creen que los milagros están al
alcance de la mano: informática igual a información, información
igual a cultura y cultura igual a emancipación y democracia. Todo
lo que acreciente las posibilidades de la información facilita un
diálogo más abierto y personal, una mayor participación, un
aumento de las responsabilidades individuales, una mayor resistencia
de los débiles y “pequeños” a las usurpaciones del “Estado
Leviatán” o de los prepotentes económicos y sociales.
Tanto
la pesadilla como el sueño tienen el mérito de plantear la misma
pregunta. ¿Es que acaso nos encaminaremos, sean cuales fueren las
apariencias y los pretextos, hacia unas sociedades que aplicarán
técnicas nuevas para reforzar los mecanismos de la rigidez, de
autoridad y dominio? O, por el contrario, ¿podremos ampliar la
adaptabilidad, la libertad y la comunicación, de suerte que cada
ciudadano y cada grupo las asuman de manera más responsable?
En
realidad, ninguna tecnología, por innovadora que sea, acarrea, a la
larga, consecuencias fatales. Sus efectos son dominados por la
evolución de la sociedad más de lo que la constriñen.
¿Constituirá
la generalización del lenguaje informatizado un factor de
emancipación o, por el contrario, agudizará las diferencias? No
influirá de la misma manera en cada uno de los usuarios.
Indudablemente, no dejará de perfeccionarse ni de elaborar diálogos
cada vez más elaborados. Pero su propagación por las diversas
categorías sociales no será uniforme, porque éstas manifestarán
una resistencia desigual ante la introducción de un lenguaje
codificador y escueto. La permeabilidad de aquellas dependerá de su
nivel cultural; pero como éste no es parejo, la telemática surtirá
efectos discriminatorios.”
LA
TERCERA OLA
En
1980, Alvin Toffler escribió un libro titulado La tercera ola, en el
que analizó diversos aspectos de la nueva sociedad que se estaba
gestando a partir de las transformaciones económicas, políticas,
sociales y tecnológicas. Él mismo sostiene en su libro: “Es tan
profundamente revolucionaria esta nueva civilización, que constituye
un reto a todo lo que hasta ahora dábamos por sentado.
El mundo que está rápidamente emergiendo del choque de nuevos
valores y tecnologías, nuevas relaciones geopolíticas, nuevos
estilos de vida y modos de comunicación, exige ideas y analogías,
clasificaciones y conceptos completamente nuevos. Así, pues, a
medida que la descripción de esta extraña nueva civilización vaya
desplegándose en estas páginas, encontraremos razones para desafiar
el elegante pesimismo que tanto predomina hoy”. En el siguiente
fragmento Toffler expone su opinión frente al avance de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación.
“Es
ingenuo y simplista el temor popular de que los computadores y las
telecomunicaciones nos priven del contacto directo y hagan más
distantes y de segundo grado las relaciones humanas. De hecho, puede
muy bien que sea lo contrario lo que ocurra. Si bien podrían
atenuarse las relaciones de fábrica o de oficina, los lazos del
hogar o de la comunidad podrían muy bien resultar fortalecidos
mediante estas nuevas tecnologías. Los computadores y las
telecomunicaciones pueden ayudarnos a crear comunidad.
Para
una persona tímida o inválida, incapaz de salir de casa o temerosa
de enfrentarse cara a cara con la gente, la emergente infósfera hará
posible un interactivo contacto electrónico con otros que comparten
aficiones o intereses similares -jugadores de ajedrez,
coleccionistas, aficionados a los deportes-, con los que podrían
comunicar, instantáneamente de un extremo a otro del país.
En
resumen, mientras construimos una civilización de la tercera ola,
hay muchas cosas que podemos hacer para mantener y enriquecer, más
que destruir, la comunidad.
Mediante
el uso de computadoras, telecomunicaciones avanzadas y métodos de
encuesta, resulta sencillo no sólo seleccionar una muestra del
público sino también mantener esa muestra actualizada y
suministrarle una información puntual sobre las cuestiones a tratar.
Cuando se necesitara una ley, todo el conjunto de representantes
elegidos tradicionalmente podría deliberar y discutir, enmendar y
estructurar la legislación. Pero cuando llegara el momento de la
decisión, los representantes depositarían sólo el 50% de los
votos, mientras que la muestra de personas elegidas al azar -que
no estarían en la capital, sino que se encontrarían geográficamente
dispersas en sus propios hogares o despachos- depositarían
electrónicamente el 50% restante. Las permutaciones que permiten las
nuevas tecnologías de telecomunicación son infinitas. Cuando
comprendemos que nuestras actuales instituciones políticas y
constitucionales han quedado anticuadas y empezamos a buscar
alternativas, se abren súbitamente ante nosotros toda clase de
sorprendentes opciones políticas que nunca antes habían sido
posibles. Necesitamos conferencias, programas de televisión,
discusiones, ejercicios de simulación, convenciones constitucionales
ficticias para generar un despliegue de propuestas para reestructurar
la política. Debemos prepararnos para utilizar las herramientas más
avanzadas a nuestro alcance: desde satélites y computadores, hasta
videodiscos y televisión interactiva.”
1) Rastrear en los textos:
a) Aspectos positivos de la incorporación de Tecnologías de la Comunicación
b) Aspectos negativos de la incorporación de Tecnologías de la Comunicación
2) ¿Existen puntos de acuerdo entre las dos posturas?
3) La tecnología, ¿surte efectos discriminatorios? ¿Por qué? Fundamente la respuesta con ejemplos.
4) En qué situaciones de la vida cotidiana las TICs estrechan los lazos sociales y en cuáles, por lo contrario, los profundizan? Ejemplificar.
5) Hacer un listado de palabras nuevas y buscar su significado en el diccionario.
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