5 may 2013

Basura electrónica

La basura electrónica incluye a todos aquellos productos eléctricos o electrónicos que han sido desechados o descartados.
Cada vez generamos más basura electrónica pues los dispositivos electrónicos son considerados obsoletos cada vez con mayor rapidez.
Para no contribuir a aumentar este problema tenemos que
REDUCIR, REUSAR , RECICLAR 

Un sitio para visitar: http://basura-electronica.blogspot.com/

y un artículo para leer: 
 
En los 2 últimos años la basura electrónica creció 25%

Actualmente hay un total de 100.000 toneladas de aparatos electrónicos y eléctricos en desuso. Representa 2,5 kilos de aparatos viejos por persona, según un informe de la organización ecologista Greenpeace. Los datos difundidos por la organización ecologista Greenpeace muestran un crecimiento abrumador de la basura electrónica. En concreto, el basural pantagruélico que hoy duerme bajo los rellenos sanitarios del CEAMSE, en los más de 200 basurales a cielo abierto del Gran Buenos Aires, en las bauleras de los edificios y en los depósitos de las empresas, equivale a 12.504 toneladas de impresoras, 23.945 toneladas de computadoras y 1.229 toneladas de cajas registradoras y expendedoras de boletos. A esto hay que sumarle, además, 4.173 toneladas de teléfonos, celulares, calculadoras y cámaras digitales, según estimaciones recientes de la Cámara Argentina de Máquinas de Oficina, Comerciales y Afines (CAMOCA). Otras 58 mil toneladas serían heladeras, freezers, cocinas eléctricas, lavarropas, aires acondicionados, reproductores de video, DVD, audio y televisores.

En el informe, la organización ambientalista denuncia que en la Argentina no hay un sistema de gestión ambiental para los residuos electrónicos ni existen leyes que regulen qué hacer, cómo desmontar, ni qué elementos reciclar. Por el momento sólo existe un par de proyectos de ley en el Senado de la Nación que aún no han sido tratados. "Es necesario un marco regulatorio de protección ambiental a nivel nacional y regular especialmente la gestión de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. De lo contrario seguirán siendo tratados como residuos domiciliarios comunes, con el consiguiente perjuicio ambiental", protestó el senador porteño Daniel Filmus, autor de uno de los dos proyectos de ley.

En la actualidad los desechos de los equipos de alta complejidad son reciclados por un par de desmontadores que, a su vez, son abastecidos por los servicios técnicos de las marcas internacionales. Pero la mayoría de los aparatos que se tiran no quedan registrados en ningún lado. "Al no haber un inventario de lo que se está colocando en el mercado se produce una dispersión de aparatos sin ningún control. Además, muchos de los equipos que son colocados en el mercado, tarde o temprano quedan huérfanos de empresas que quiebran, se fusionan con otra empresa o se retiran del país", describió el director político de Greenpeace, Juan Villalonga.

Ante la falta de políticas regulatorias muchos de los equipos de informática y telecomunicaciones van a parar a los rellenos sanitarios o a los basurales clandestinos, con consecuencias graves para la gente y el medio ambiente. En contacto con la humedad algunos de los metales pesados que componen estos equipos (tales como plomo, bromo, mercurio, níquel, cadmio, fósforo), y que son cancerígenos, mutagenéticos (pueden generar mutaciones que pueden convertirse en tumores) o tan tóxicos que pueden conducir a la muerte, van infiltrando los suelos y contaminando las napas de las aguas.

Argentina está en un momento ideal para implementar la "responsabilidad individual del productor". Un método de recuperación de residuos electrónicos que se apoya en la idea de que la mayoría de los impactos ambientales están predeterminados por el diseño de los productos. "La propuesta es implementar un sistema en donde el criterio de responsabilidad individual del productor sea la base de la legislación futura que rija qué hacer con la basura electrónica y eléctrica. Sólo la responsabilidad individual va a enseñar a las empresas a diseñar productos más fáciles de reciclar, con menos contaminantes y más vida útil", puntualiza Villalonga.

La solución que hasta ahora se conoce en el país para evitar la contaminación con estas sustancias son las plantas en las que se recuperan los componentes de los artefactos electrónicos. En la Argentina sólo hay dos chatarrerras electrónicas registradas en la Secretaría de Medio Ambiente, Silkers y Botrade capaces de producir certificados de gestión sustentable. La separación de algunos metales preciosos como el cobre, el estaño y el oro, los residuos se envían a Suecia ya que aquí no existe la tecnología para hacer ese trabajo. Una tonelada de plaquetas electrónicas supone 150 kilos de cobre, 20 kilos de estaño y 300 gramos de oro.

http://www.clarin.com/diario/2007/10/13/opinion/o-03802.htm

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